«¿Perdón sin un sacerdote?» La Parroquia de El Toboso nos recuerda cómo recibirlo

«¿Perdón sin un sacerdote?» La Parroquia de El Toboso nos recuerda cómo recibirlo

En estos días hay personas al final de la vida sin capellanes, familias encerradas en sus casas e imposibilitadas para encontrarse con el sacerdote debido a la emergencia del coronavirus. InfoParroquia nos explica cómo confesarse en tiempos de confinamiento.

EL TOBOSO / 27 MAR ■ InfoParroquia.- Debido a la emergencia de COVID-19, el párroco de El Toboso (Toledo), D. Juan Miguel Romeralo Santiago, nos recuerda que «la salus animarum, la salvación de las almas, es la ley suprema de la Iglesia. Es por ello que la Iglesia siempre busca, de todas las maneras posibles, ofrecer la posibilidad de reconciliación con Dios a todos aquellos que lo desean, que están en búsqueda, que esperan o que se dan cuenta de su condición y sienten la necesidad de ser acogidos, amados, perdonados».

En estos tiempos de emergencia debido a la pandemia del coronavirus, con personas gravemente enfermas y aisladas en pabellones de cuidados intensivos, personas de nuestra Parroquia también hospitalizadas, así como para las familias a las que se nos urge a que nos quedemos en casa para evitar la propagación del contagio, es útil hacer recordarnos la riqueza de la tradición de la Iglesia sobre el Sacramento de la Reconciliación.

Nos fijamos en las palabras del Papa Francisco durante la homilía de la misa en Santa Marta, el pasado viernes 20 de marzo, hace ahora una semana. «Sé que muchos de ustedes, para Pascua van a confesarse para reencontrarse con Dios. Pero, muchos me dirán hoy: “Pero, Padre, ¿dónde puedo encontrar un sacerdote, un confesor, por qué no se puede salir de casa? Y yo quiero hacer las paces con el Señor, quiero que Él me abrace, quiero que mi papá me abrace… ¿Cómo puedo hacer si no encuentro sacerdotes?” Haz lo que dice el Catecismo», dijo el Papa.

«Es muy claro: si no encuentras un sacerdote para confesarte, habla con Dios, que es tu Padre, y dile la verdad: “Señor, he hecho esto, esto, esto… Perdóname”, y pídele perdón con todo mi corazón, con el Acto de Dolor, y prométele: “Me confesaré más tarde, pero perdóname ahora”. Y de inmediato, volverás a la gracia de Dios. Tú mismo puedes acercarte, como nos enseña el Catecismo, al perdón de Dios sin tener un sacerdote a mano. Piensa en ello: ¡es la hora!  Y este es el momento adecuado, el momento oportuno. Un acto de dolor bien hecho, y así nuestra alma se volverá blanca como la nieve».

Aquí, el Papa Francisco se está refiriendo a los números 1451 y 1452 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre el tema de la «contrición». El Catecismo enseña que entre los actos del penitente «la contrición ocupa el primer lugar». Es «el dolor del alma y la reprobación del pecado cometido, acompañado de la intención de no pecar más en el futuro».

«Cuando proviene del amor del Dios amado sobre todas las cosas, continúa el Catecismo, la contrición se llama ‘perfecta’ (contrición de la caridad). Tal contrición perdona los pecados veniales; también obtiene el perdón de los pecados mortales, si implica el firme propósito de recurrir, lo antes posible, a la confesión sacramental».

Por lo tanto, mientras se espera recibir la absolución de un sacerdote tan pronto como las circunstancias lo permitan, es posible con este acto ser perdonado inmediatamente. Esto también fue afirmado por el Concilio de Trento que afirmaba que la contrición acompañada de la intención de confesión «reconcilia al hombre con Dios, incluso antes de que este sacramento sea efectivamente recibido».

Redescubrimos así, en este día de oración convocado por el Papa Francisco, un camino para la misericordia de Dios abierto a todos, que pertenece a la tradición de la Iglesia y que puede ser útil a todos. De manera especial es útil para aquellos que en este momento están cerca de los enfermos en las casas y en los hospitales, los que viven en soledad o están en residencias, los que en todo momento con su trabajo diario velan por nuestra seguridad y porque estemos provistos de todo lo básico y necesario, por los voluntarios y quienes promueven acciones de solidaridad. Por todo esto y por todos seguimos elevando oraciones.

Para saber más:

Adultos: lee el Catecismo de la Iglesia Católica, números 1140 al 1454

Jóvenes: lee el YOUCAT, números 224 al 239. Después estudia esta Ficha.

Niños y Adolescentes: lee el YOUCAT para niños (ediciones encuentro), números 81 al 87 o bien entra en esta Web y disfruta!

FOTO DE PORTADA:

© Pepeltoboso, 2011

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