Fray Miguel Ángel: «Un testimonio vocacional franciscano con raíces toboseñas»

Fray Miguel Ángel: «Un testimonio vocacional franciscano con raíces toboseñas»

Con tan solo quince días como sacerdote, este descendiente de la Patria de Dulcinea comparte su relato vocacional en la víspera de la fiesta de San Francisco de Asís.

EL TOBOSO / 03 OCT ■ Infoparroquia.- Tras su ordenación como sacerdote el pasado 19 de septiembre en Madrid, la agencia parroquial de noticias InfoParroquia El Toboso se puso en contacto con el P. Fr. Miguel Ángel Coronado Velarde, OFM, para expresarle nuestra más sincera enhorabuena y pedirle, para todos los parroquianos toboseños y seguidores de nuestras noticias, su propio testimonio vocacional de este fraile franciscano neo presbítero, descendiente de la Patria de Dulcinea.

Así pues, y en el contexto de la fiesta de San Francisco de Asís de gran raigambre entre la población toboseña, InfoParroquia comparte con todos sus lectores el testimonio de Fr. Miguel Ángel.

Llegados a este punto de mi vida…

… dos semanas después de mi ordenación presbiteral en Madrid, es importante echar una mirada al camino recorrido, un camino que, aunque tiene sus primeros recodos en la capital de España, no se podría explicar sin una infancia marcada por las constantes idas y venidas a El Toboso (Toledo), el pueblo de mi padre, Miguel Coronado Muñoz, de mis abuelos y de media familia, o más. En definitiva, también mi pueblo.

Y es que no se podría explicar mi vocación a la vida franciscana y sacerdotal sin recordar las largas temporadas pasadas en el corazón de La Mancha, las misas vespertinas en las «franciscas», los domingos de fiesta en nuestra monumental parroquia, en donde se casaron mis padres hace ya 50 años, las fiestas de nuestro Santísimo Cristo de la Humildad con su ambiente tan entrañable y bullicioso, las más recogidas de la Virgen Morenita… Recuerdos felices que hacen un alto en la impresionante Semana Santa toboseña. La ilusión con que mi abuelo Miguel me preparaba la túnica y el capirote morado con el que salíamos en la procesión, la espera dentro de la parroquia junto a media familia, antes de comenzar entre sonrisas y velas, la procesión sentida y solemne. También la que disfrutábamos con el escapulario de la Virgen del Carmen, más sobria. Recuerdos, en definitiva, que han contribuido a revelar en mi un camino de seguimiento cristiano más profundo.

Mi proceso vocacional franciscano

Arrancó muchos años después, ya con 35 años, cuando todos estos elementos, y otros añadidos por las experiencias de la vida, maduraron y se asentaron. Es entonces cuando fui descubriendo que ese Dios lejano, Altísimo, cultual y cultural, era también un Dios muy cercano que siempre había estado muy presente, con fuerza, en mi vida… aunque yo no me había dado ni cuenta. Cuando conocí la profunda experiencia de conversión de San Francisco de Asís, el impacto fue enorme: ¡eso era exactamente lo que buscaba y deseaba! La aventura transformante de vivir el Evangelio de Jesús, un camino que siempre empieza con el objetivo de ser, al menos, «mejor persona», y que siempre termina por paisajes vitales impensable; y es que Dios es siempre imprevisible, siempre es «mucho más».

Empecé este recodo del camino en la Orden Franciscana Secular, « la Tercera Orden Franciscana», hacia el 2007, con una llamada sincera y esperanzada a profundizar mi experiencia religiosa en una fraternidad formada por seglares; pero al año siguiente, inspirado por el Espíritu del Señor y su Santa Operación (Regla OFM, Cap.X), sentí que aquello no era suficiente, que Dios quería darme mucho más de lo que yo me había atrevido nunca a pedir, que Dios había apostado por mí a pesar de mis limitaciones. Debía elegir, en aquel cruce de caminos, y le elegí a Él: inicié mi proceso vocacional en la Orden de los Hermanos Menores, en la orden de mi querido San Francisco.

Descubrí con alegría que no era el único «hijo de El Toboso» que ha profesado en la Orden Franciscana. Antes que yo, destacan el siervo de Dios fray Román Guillén Argudo, mártir en la Guerra Civil, fray Manuel Ortega, fray Antonio Molina, el P. Cosme Muñoz, de la Tercera Orden Regular, quien fue muchos años misionero en México. Y seguro que hay más, junto con muchos franciscanos seglares, Félix, por ejemplo, y las Hermanas Clarisas… e incluso las religiosas trinitarias, especialmente sor Trínitas (Juana Coronado), prima de mi padre, fallecida no hace mucho. Con no pocos tengo algún lazo familiar. Y es que nuestro querido pueblo es, gracias a Dios, una fuente constante de vocaciones.

Discernimiento. Formación. Experiencias

Fueron años intensos de discernimiento vocacional, formación y experiencias que cambiaron, de la mano de grandes y buenos frailes dedicados en cuerpo y alma a la formación y al acompañamiento espiritual, mi vida para siempre. En 2009 entré en el Postulantado (Ávila), en 2010 en el Noviciado (Valencia), donde hice mi primera profesión de la Regla franciscana en 2011; terminé mis estudios de Teología en 2016 (Murcia), la Profesión Solemne y definitiva llegó en 2018. Desde 2016 vivo en el Convento de San Antonio de Padua, en Cáceres, donde soy asistente y formador de varias fraternidades de franciscanos seglares, atiendo al culto en nuestra iglesia y en las Clarisas. También doy clase de Religión y Ética-Ciudadanía, con alumnos de la ESO y Bachillerato, en nuestro centenario y querido Colegio San Antonio. Igualmente, colaboro en la Delegación Diocesana de Relaciones Interconfesionales… La verdad es que no tengo tiempo de aburrirme.

Espero también no haberos aburrido mucho con mi pequeña historia con Dios. Recibid un fuerte abrazo de vuestro hermano en Cristo. Paz y Bien.

FOTOS:

© https://www.facebook.com/miguelangel.coronado.77

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