Fiestas y Tradiciones

Fiestas y Tradiciones
«Es bueno rezar por nuestros difuntos»
Reflexión desde la Parroquia de El
Toboso con motivo de la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de
los Fieles Difuntos.

EL TOBOSO / 31 OCT ■
InfoParroquia.-
Los días 1 y 2 de Noviembre, el Cementerio Municipal de la
localidad toledana de El Toboso recibirá a cientos de personas para honrar a
los difuntos que reposan en este camposanto. Con tal motivo, el Ayuntamiento
toboseño ha intensificado en estos días previos los trabajos de limpieza y adecentamiento
de este lugar donde hace siglos existió un antiguo convento de religiosos
agustinos. Por su parte, la Parroquia San Antonio Abad, con motivo de la
solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos, además
de celebrar misas y oraciones en el Cementerio previstas para estos días, también invita a todos sus fieles a la siguiente reflexión.

Visitad los cementerios

Como es costumbre en nuestra tradición cristiana, vais a
visitar los cementerios. Junto a esa invocación a Todos los Santos para que
intercedan por nosotros, tenéis un recuerdo especial por aquellos que
conocisteis y con los que vivisteis momentos especialmente importantes en
vuestra vida. También queréis para ellos esa plenitud de vida de estar junto a
Dios. Es bueno que no entréis en la cultura del “olvido”, que es la de hombres
y mujeres sin patria y sin suelo, sino en la de las raíces que nace del “recuerdo”
de aquellos que os precedieron y que pusieron suelo y fundamento a sus vidas en
Jesucristo.

Convencidos de que en la vida y en la muerte somos de
Dios

Cuando vais a los cementerios, estoy seguro que no lo
hacéis por una costumbre más de las muchas que tenemos en nuestra vida. En
nuestro pueblo, lo que es patrimonio de todo ser humano, como es vivir desde la
convicción de que “somos de Dios en todas las circunstancias y acontecimientos
de nuestra existencia”, está muy presente. Es muy difícil encontrar a alguien
que, desde planteamientos quizá diferentes, no tenga en lo más profundo de su
corazón estas convicciones existenciales. De tal manera, que pocas personas
faltan a esa cita anual ante la tumba de sus seres queridos. Y ello, no es
resultado de costumbres ancestrales, sino de convencimientos profundos nacidos
de ese manantial que está en lo más hondo del corazón del hombre que nos dice
que “somos de Dios y para Dios”. ¡Qué toque especial habrá dado Dios a esta
tierra, para sentir tan profundamente esta realidad! Es algo que nace de una
profundidad muy distinta a lo que algunos quieren explicar, pues nace de Dios
mismo. Nace de creer en eso que nos dice el Prefacio de la Misa de Difuntos:
“la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al
deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo”.

Haced la visita al cementerio con una preparación


He aquí una propuesta que para que esta visita a los
cementerios sea más significativa para vosotros y para los vuestros, vayáis
preparados. ¿Qué preparación os propongo? Id al cementerio así:

1º) Recordando la perspectiva que el Beato Juan Pablo II
en la carta apostólica Tertio millennio adveniente nos pedía: “Toda
la vida cristiana es como una gran peregrinación hacia la casa del Padre
,
del cual se descubre cada día su amor incondicional por toda criatura humana, y
en particular por el hijo pródigo (cf. Lc 15, 11-32). Esta peregrinación afecta
a lo íntimo de la persona, prolongándose después a la comunidad creyente para alcanzar
a la humanidad entera” (n. 49). A los que visitamos en nuestros cementerios ya
hicieron esa peregrinación. Nosotros la estamos realizando en estos momentos.

2º) Celebrando el sacramento de la penitencia. Es
decir, con una vida que asume una versión nueva a través de la celebración del
sacramento de la penitencia. Si es que no podéis hacerlo en estos días, hacedlo
en esta semana próxima. El homenaje a nuestros seres queridos pasa por hacerlo
vestidos con las galas mejores y ellas son la gracia de Dios y la acogida del
amor incondicional de Dios para nosotros. ¡Qué belleza tiene una oración
delante de los nuestros, ofrecida y realizada habiendo puesto la gracia del
Señor en nuestra vida, es decir, ofrecida desde una comunión plena con
Jesucristo! Y allí rezando por los vuestros decidle al Señor: “por ellos Señor
y para ellos quiero alcanzar la belleza de la vida que Tú has puesto en mí”.

3º) Tomando conciencia de que somos juntos, los
seres por quienes rezamos y nosotros, miembros de la Iglesia. De ese
Pueblo fundado por Jesucristo. Y esto no es cualquier cosa. El Señor nos hizo
miembros de la Iglesia, para que seamos sus testigos en este mundo, para que
demos a conocer su obra de salvación, para que sus obras se prolonguen a través
de nosotros. En el recuerdo de los nuestros, pensad en lo que nos dieron: su
vida, su amor, su fe, su fidelidad, su entrega, su generosidad. Lo mejor que
somos y tenemos, ellos tuvieron parte en esta obra que somos cada uno de
nosotros.

4º) Orad sincera y profundamente por los difuntos.
No paséis por las tumbas de los vuestros sin más. Ellos se merecen un recuerdo
desde el valor supremo, que es desde Dios mismo. Aquellos de nuestros difuntos
que se encuentran en la condición de purificación están unidos tanto a los
bienaventurados, que ya gozan plenamente de la vida eterna, como a nosotros,
que caminamos en este mundo hacia la casa del Padre (cf. Catecismo de la
Iglesia católica, n. 1032). Así como en la vida terrena los creyentes estamos
unidos entre sí en el único Cuerpo místico, así también después de la muerte
los que viven en estado de purificación experimentan la misma solidaridad
eclesial que actúa en la oración, en los sufragios y en la caridad de los demás
hermanos en la fe. La purificación se realiza en el vínculo esencial que se
crea entre quienes viven la vida del tiempo presente y quienes ya gozan de la
bienaventuranza eterna. Orad por vuestros difuntos.
FOTOS:
© Pepeltoboso, 2012
001-003.- Día de Todos los Santos en el cementerio toboseño.

TEXTO DE LA REFLEXIÓN:

© AVAN, 2013

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