Clarisas de El Toboso

Clarisas de El Toboso
Una
joven de 27 años consagra su vida como religiosa de clausura en El Toboso
Después de
tres años de preparación y discernimiento, accede a la vida monacal acompañada
de sus padres provenientes de Paraguay.
EL TOBOSO/ 26 OCT ■ InfoParroquia.- La fraternidad
de Clarisas de El Toboso celebrará el próximo 29 de octubre la incorporación a
este convento y por medio de los votos temporales de la hermana Gabriela
María
, una joven paraguaya de 27 años quien después de tres años de
formación y discernimiento vocacional da este importantísimo paso dentro de la
vida religiosa de clausura.
La celebración estará presidida
por el Sr. Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Braulio Rodríguez
Plaza
y tendrá lugar en la iglesia conventual de las HH. Clarisas. La hermana
Gabriela pronunciará su fórmula de consagración ante la abadesa del Convento,
la hermana Sacramento Barbería Lasa. Junto a ella, estarán también
presentes el resto de la comunidad de religiosas, la madre presidenta de la Federación de Clarisas
en Castilla, sor Luisa María Villegas, y los padres de la profesa, que
llegaron a El Toboso desde Paraguay el pasado domingo 23 de octubre.

Perfil biográfico
Gabriela María Beatriz Martinucci Orihuela nación en
Asunción (Paraguay) un 24 de mayo de 1984, hija de Juan David, geólogo de
profesión, y de Beatriz, psicóloga. Tiene tres hermanos más.
Cursó sus estudios primarios en
los colegios religiosos de Santa Marta y el Inmaculado Corazón de María;
después, realizó la secundaria en el Instituto Público “Colegio Nacional de
Niñas”.
Es licenciada en Psicología por la Universidad Técnica
de Comercialización y Desarrollo (UTCD) de Paraguay y amplió sus estudios en
filología inglesa en el Ministerio de Defenda (EPOE)
Desde de su infancia respiró el
ambiente religioso y cristiano de su familia. Concretamente, sus padres han
sido durante todo este tiempo catequistas en la Parroquia de San
Agustín, cercana al domicilio familiar. Más tarde, Gabriela también se inició
en el apostolado de la enseñanza como catequista a niños que tomarían su
primera comunión. Ella misma asegura “sentirse muy feliz en aquella época
ejerciendo este servicio de apostolado”.
Accedió al Camino Neocatecumenal
en la Iglesia
de La Piedad
de Asunción, experiencia de la que se siente muy agradecida. Fue aquí donde
comenzó a clarificar su vocación. Después de haber participado de varios
retiros de identificación vocacional, abandonó esta idea y empezó a programar
su vida personal y profesional, como cualquier joven de su edad. Tuvo novio
durante una larga temporada.
Fue el fallecimiento de un ser muy
querido para ella, su tía, lo que hizo resurgir de nuevo esa llamada vocacional
de finales de su etapa de estudios universitarios. Durante la celebración de
las exequias, en la iglesia conventual del Carmelo de Asunción, resuena en ella
esa voz interior que la empujó a darse a conocer a las madres carmelitas y
éstas la invitaron a un retiro vocacional.
Gabriela en estos momentos
atraviesa momentos de rebeldía contra Dios y la Iglesia; no entiende el
hecho de la muerte de su tía y prefiere vivir las comodidades del mundo, como
cualquier joven. Abandonas sus responsabilidades en la parroquia para probar de
otras experiencias. Pero la pérdida de su tía le sigue interrogando de tal
forma que ella misma siente cómo en este acontecimiento el Señor le habla
nuevamente y le dirige una palabra fortísima que la deja prendida del todo.
Finalmente, es en la trayectoria
del camino neocatecumenal donde se adhiere a una experiencia de escrutinio:
está dispuesta a ir a cualquier lugar del mundo, a cualquier carisma de la Iglesia en el mundo con
tal de responder radicalmente al Señor que le llama. Y lo hace por medio de la
vida religiosa monacal, algo que siempre la había acompañado en su vida.
Llega a El Toboso hace tres años y
tres meses, un 28 de julio de 2008, en medio de toda la solana manchega.
Después de haber contemplado la torre con la que un día toparan o dieran D.
Quijote y Sancho, esta nueva Dulcinea de Dios atraviesa los muros del convento
de las clarisas para iniciar un año de postulantado y dos de noviciado que le
han llevado hasta el día de hoy, dispuesta a seguir el camino de la vida
religiosa dentro del carisma de las hermanas pobres de Santa Clara.
Al principio le costó adaptarse al
clima, sobre todos en los inviernos, pero a la vez sintió el calor de una
comunidad de hermanas que le han acogido verdaderamente y que le han acompañado
en estos tres años de formación y preparación a su profesión temporal. A su
vez, ha sido en esta comunidad donde ha conocido la figura de Santa Clara, pues
según manifiesta “para mí era totalmente desconocida en mis años de estancia en
Paraguay. Hay antes y un después en mi vida tras haber conocido a Clara; por
eso, creo y siento que sólo puedo iniciar este recorrido como monja de clausura
identificada totalmente con la fundadora de las clarisas. No lo conocía antes,
pero intuyo que esto es para mí”
Además de su comunidad de hermanas
y de su propia familia, con la que mantiene constantemente vínculos de
comunicación, se siente acogida y apreciada por las feligresía de la Parroquia de El Toboso y
por todo el pueblo en general.
Sus palabras finales las quiere
dirigir a los jóvenes, con quienes compartió la vitalidad de la fe en la pasada
Jornada Mundial de la
Juventud. “Dios me quiere hacer santa; me he resistido en
épocas de mi vida, pero Él está empeñado en mí, me admira su fidelidad y su
misericordia hacia mi. Por tanto, puedo decirles que vale la pena fiarse de
Dios. Aun siendo tiempos difíciles en donde la sociedad seduce y la Iglesia la hemos
catalogado como algo pasado o muerta, a pesar de todo, les invito a que si
sienten la llamada de Dios no la acallen, como nos han recordado los papas Juan
Pablo II y Benedicto XVI. Denle una oportunidad de actuar en sus vida, sólo
una.  Yo les digo de que Él les va a
sorprender con grandes cosas”
Foto:
© InfoParroquia EL TOBOSO, 2011
001.- La hermana Gabriela María en
un momento de la entrevista en el locutorio de las HH. Clarisas de El Toboso
Compartir